Incepción

La primera revelación.

Dos años atrás hice mi primer viaje en solitario. Llegaba de Milano con un amigo e iba hacia Praga, en la República Checa. Ir de vacaciones solo no era una idea que me entusiasmara, pero creí que era algo que me ayudaría a crecer como persona. Así que me decidí a darle una oportunidad.

Para mí el sentimiento más negativo hacia viajar solo era el temor al aburrimiento. Hacerlo todo a solas no es un prospecto que me entusiasme. Pero para mi sorpresa, quien quiere compañía puede encontrarla independientemente de en donde se encuentre y de no encontrarla, tú mismo te sobras y te bastas. Por la mañana tomé un free tour por la ciudad y conocí un grupo de jóvenes y un tipo mejicano. Fuimos a comer y dedicamos la tarde a descubrir algunos lugares juntos. Fue una experiencia reveladora, establecer una conexión fugaz y primitiva con otras personas de alrededor del mundo. La característica distintiva de esa interacción es que al encontrarnos solos, en un país extranjero del que nos iremos en escasos días, puedes conocer a la gente de un modo más espiritual.

La segunda revelación.

Vino un viejo a mi club de tenis pidiendo unas clases. Había venido unos días de turismo y se iba de vuelta a la marina de Miami, donde residía. Me dijo que él a mi edad no tenía dinero y trabajaba para pagar un piso que luego alquiló. Y que siguió trabajando para pagar otro para alquilarlo también. Y así, hasta que ahora vive en un apartamento en la marina de Miami y no tiene que hacer nada con su vida. Incluso hizo alusión a las mujeres a las que pagaba para entretenerlo a sus 70 y algo años...

La tercera revelación.

Un hombre me contó sobre su juventud sin viajar a ningún sitio, trabajando sin percibir muy buen sueldo. Entonces, me contó, a los 29 empezó a viajar por el mundo trabajando y ganando buen dinero. Vio más entonces que en toda su vida de joven. Nunca se sabe lo que va a pasar, comentaba con una sonrisa.

Mi Tiempo Libre y Libros de Lectura

Siempre me gustó salir a correr. Pero recientemente me aficioné al hiking también. Subir montañas, merodear por la naturaleza y encontrarse con gente que sabe apreciar una retirada en ese mágico ambiente primitivo, escapando del ruido de lo moderno.

Empecé a leer autobiografías de personas que habían conseguido aquello que yo entiendo como éxito. Durante meses nutrí mi espíritu con los relatos del camino que emprendieron.

Todos nosotros somos nuestra historia, nuestro nombre no nos define, ni nuestros progenitores, ni nuestra etnia. Para conocer a alguien hay que preguntarle por su historia, que pedazos de vivencias y emociones componen el rompecabezas de su ser. Espero que esta sección consiga captar mi esencia para que me conozcais de verdad.